“Quito” Galay: un camino de Dolores a La Plata y una escuela para la vida
Por Gabriel López
Quito Galay, homenajeado.
El pasado viernes, en su Dolores natal, se agasajó a un ex delantero formado en Estudiantes, de esos que llegan con 15 años, maduran pronto y llevan adelante sus actividades en una cancha, en su caso, la vida de un goleador. Que en Quinta llegó a convertir cinco goles en un partido. Que saltó a Tercera cuando ya no era “La que mata”, pero su calidad llevaba al hincha todavía a un madrugón. Fue promesa de recambio y logró titularidad en 1972. De los que se formaron con Urriolabeitia e Ignomiriello, que trataron a Zubeldía y Bilardo. Su nombre: Francisco “Quito” Galay. La vida cambió en 1967 para Estudiantes al festejar con el Metropolitano, la primera estrella en un torneo regular del profesionalismo. También empezó una nueva etapa para un niño menudito, rubio y extremadamente veloz, que llegó desde Ferro de Dolores y firmó en Quinta. “En Estudiantes era todo disciplina. Y eso es lo que aplico hoy en la escuela de fútbol y hasta en mis actos diarios en casa donde si digo 8.05, estoy ni un minuto más ni uno menos”, contó el pasado viernes en el Conversatorio que realizó el arco político de Dolores, en la que se vio la abundancia en amistades que tiene Galay. El ex delantero, hoy entrenador de pibes de Ferrocarril Oeste de Dolores. Familias de ese club y de otros, colmaron la capacidad del salón blanco municipal, donde de entrada le arrancaron las primeras lágrimas al darle “play” a un video emotivo donde lo saludaron Daniel Romeo, Gabriel “Bambi” Flores, Enrique “Tinga” Flores, Abel “Titi” Herrera, Guillermo “Paolo” Trama. Estuvo la prensa y una transmisión en vivo de la radio lugareña transmitiendo en vivo por internet.

Juan Germán Facio (socio del pincha, dolorense) con "Quito" y la 9.
Un túnel del tiempo. Calle 55 número 414, entre 3 y 4. Sus compañeros de pensión eran Pagnanini, Baley, Pernía, Trullet, Taverna, Pezzano y el mencionado Daniel Romeo. “Era el 9 Quito y la 10 la llevaba yo”, afirma Romeo, tandilense y compañero de esa casa con nueve habitaciones donde soñó y un día despertó con el primer sueño grande: iba a reemplazar a Conigliaro, en tiempos de Zubeldía. Los titulares tenían compromisos internacionales.
El Pincha campeón del Mundo 1968 y a la par Galay era campeón en Tercera. Los pibes ganaron el Metropolitano, con 22 jugados, 17 victorias, 1 empate y 4 reveses; 50 goles a favor y 13 en contra. En la fotografía; fila de arriba: Fiqueprón, Forteis, Pagnanini, Verde, Leone, Pezzano, Baley, Rocca, Holsman; fila media: Ronco, Zuccarelli, Yorlano, Timko, Urriolabeitia, Di Maria, Taverna, Alvarez; fila de abajo: Trullet, Zibecchi, Galay, Alemanni, Mario Rodríguez, Pernía, Romano, Augier. Otros integrantes del grupo: “Pato” Fariscoy, Victoriano Dominé y Horacio Rodríguez.
Cuando terminó el trabajo de Osvaldo, llegó Ignomiriello a Primera, y después José Silvero con su ayudante Massa. “Osvaldo Zubeldía nos llama a Romeo y a mí, de la Quinta, a entrenar con ellos, los campeones del mundo. Un año más tarde, ya me llevó de suplente en Primera”. Julio de 1972. Boca 3 Estudiantes 2. Los libros del fútbol argentino asentaron el primer gol de Galay. El once: Leone; Pernia, Horacio Rodríguez, Carlos Rocca, José Medina; Ruben Pagnanini, Togneri, Romeo; Verde, Carregado y Aguilar. DT Silvero. A los 79 minutos entró Galay por Pagnanini, y a los 80 hubo penal —falta de Vidallé contra Aguilar—. “Quito” le pidió la pelota a Togneri y se encargó de remachar el arco. Entre los jugadores rivales estaban Malbernat y Marzolini.

La Tercera Campeona de 1968, del "Vasco" Juan Urriolabeitía.
Mismo año ‘72, por una fecha del Nacional contra Argentinos, un partidazo en 1 y 57, que arrancó con gol de Romeo a los 5; logran revertir los Bichitos Colorados (1-2) y los 64 minutos Galay igualó de tiro penal (por falta sobre Romeo); a los 67 el mismo Galay, de cabeza, llevó arriba al albirrojo (3-2), pero la alegría parcial trocó en derrota cuando Tardivo y Tortorello metieron dos más y la visita dio la sorpresa. “Silvero fue honesto y frontal: me dijo ‘usted va a ir entrando diez minutos, después quince, hasta que pueda llegar a ser titular. Después vino de técnico Armando Mareque. Y estuvo dirigiéndonos Omar Sivori —unos pocos días y se fue—, que me iba a poner en la lista para la Copa Libertadores, admiraba mi pegada, tengo un grato recuerdo de esa eminencia del fútbol mundial”.
Hasta que encontró un día a Carlos Bilardo en un vestuario, y le recomendó pasar a Los Andes para jugar en la B y no quedar parado. ““Voy un año a 1ª B en Los Andes donde me fue mal, desgraciadamente no tenían dinero para seguir pagándome y viajaba todos los días de La Plata a Lomas. Volví y tiré los bolsos arriba del auto, el Fiat 600. Tenía dos años de contrato. Le digo a Bilardo de la chance de Mar del Plata y me dice ‘¿por qué no vas a Quilmes y seguís en la B’… Resulta que Quilmes fue campeón… ¡mirá qué pifiada…! Pero el paso a San Lorenzo de Mar del Plata fue enorme y me abrió las puertas de muchos clubes”.

Quito Galay.
Un multicamisetas de clubes grandes del interior de la Provincia. San Lorenzo de Mar del Plata era el dueño de su ficha, y lo prestó a distintos clubes que lo llamaron para reforzarse en los torneos de AFA, ya sea el Nacional A (Aldosivi, Otamendi) y Regionales (Peñarol, Quilmes, Alvarado, Villa del Parque de Necochea y Estudiantes de Olavarría). Quedó sus cartuchos en un par de clubes de Dolores, Ever Ready (otro Regional) y la despedida en el club que lo vio nacer en primera a los 14 años, Ferro, el club donde hoy trabaja con un convencimiento y seriedad para ayudar a los chicos. “Está a la vista lo que ha hecho Ferro últimamente”, dijo el día del homenaje y al atardecer del día después festejaban los títulos de Quinta y Tercera en la Liga Dolorense de Fútbol… El pueblo que quiso estar en el Conversatorio, que empezó por él, en un acto justiciero por la memoria que debe sostenerse y alumbrar con buenos ejemplos a los que vienen detrás.
En 2022 “Quito” sintió unas ganas de volver a UNO, disfrutar del aire a tilo y las instalaciones de Estudiantes. Amigos pinchas de Dolores, como la familia Facio, armó el plan para gritar junto a su ídolo algún gol. En la platea de 115, fila 8, asientos 23, 24 y 25, el jugador que debutó con Zubeldía pero no ganó campeonatos en Primera, se sintió como una gloria de Oldf Trafford. Miraba hacia la popular del Albert Thomas y aguantaba las lágrimas con un pañuelo, como el pasado viernes en el Concejo Deliberante. Repitió en 2023 y al encontrarse con este periodista tiraba buenos augurios: “Lo veo mejor que el año pasado, con Enzo Pérez y unos chicos adelante que se mueven bien y le dan buen destino a la pelota. Enzo en las pelotas cortas no se equivoca, ahora juega más la cabeza que las piernas, y eso lo dan los años”.

Homenajeado y reconocido en Dolores.
En esas jornadas largas, donde salía pasado el mediodía y volvía de madrugada, “Quito” quiso ver esa pensión de la calle 55. —Disculpe, ¿la pensión que estaba acá, sigue funcionando? (preguntó a un señor que estaba en un kiosco, a metros de aquel portón de garage, inconfundible a pesar de las décadas). —Sí, en la puerta de al lado, donde está el kiosco, está el dueño de la pensión. Galay entró y tiró con las mismas ganas que cuando era un chico de 15. —¿Osini? —¡Sí… ese es mi apellido!
Cuando dejó de atender, el señor Hugo Osini se estrechó en un abrazo con ese canoso, que era una promesa de gol cada partido de Estudiantes. Ese hombre que atendía era un chiquitín de apenas 10 años cuando sus padres Eusebio Osini y Sara Monetti atendían a los jugadores amateurs en el contexto de un Estudiantes que había superado a los ingleses, a los brasileños, a los uruguayos… Los padres sustitutos en La Plata de Romeo, de Taverna, de dos con destino de lista de buena fe Mundial 78, “Chocolate” Baley y “Gato” Pagnanini… Ahí donde entró de pibito “Quito”… el hombre maduro y amable que cumplirá 74 en agosto… Estudiantes fue la casa donde le enseñaron más cosas, mientras competía por un lugar en aquel fútbol de figuras. “Me sirvió hasta hoy… En cada lugar que estuve dejé algo, el portarse bien a uno le sirve, porque mañana se van a acordar, más allá si jugaste al fútbol”, dice. Unas doscientas personas lo escuchan en silencio, mientras sus palabras serenas salen por la radio. “Algo muy importante…” advirtió, como si frenara un ataque y levantara la cabeza. “El sostén de lo que uno fue… mi señora… Sin ella simplemente no hubiese sido nada”. Los reconocimientos muchas veces tardan una vida… A Galay le llegó en su tierra, de donde salió para La Plata en 1967, cuando Estudiantes iba empezando arriba la gesta más grande de su historia.
Gabriel Alejandro López