De vez en cuando la vida…


Por Gabriel López

Es extraño que uno vea un partido por TV en la mismísima Sede Social y, aunque corro el riesgo de recibir un llamado de Bilardo o algún allegado al “Narigón” para volver a sentarme en el mismo sitio (por la goleada por tres goles a Rosario Central).
Una de las mesas de El Buffet de los Maestros me encontró con Lautaro, un pincha nacido en 1986, con ganas de que el equipo le saque la modorra de varias noches custodiando el Estadio. Y a los 24 minutos, el buen café colombiano, llámelo Edwar López, acomodó la pelota en una buchaca como quien sirve un cortado.
Lástima que no estaba el Tony Llanos, que como cada día a las 17 (hora del partido contra Central) se fue al Estadio Ciudad de La Plata. Me quedaron ganas de verlo, pero al menos un cartel risueño me acercó a él, a esa esencia muy particular, entre serio, solidario y emprendedor, que tiene este seguidor del equipo por tantos años y de los mejores vendedores publicitarios durante los noventa. “Un café 100. Un café por favor, 80. Buen día, un café por favor, 70”.
El televisor encendido, la tienda con sus productos marketineros, pero nada mejor que un pibe del semillero creciendo como una rosa blanca o roja, apellido de grande, para husmear el área, entrar “solapa” y mandarle un chutazo para sacar dos goles de diferencia. “Golazo”, como se llama su Escuela allá en el Alto Valle, en el Club Argentino del Norte.
Atento a la historia, Fucks dijo por Fox: “Este juvenil fue traído por Cacho Malbernat, el recordado capitán del Estudiantes campeón en Old Trafford. Me cuentan que Mura iba a ir a River cuando Cacho le mostró el Country… ‘Mire qué lindo es el Country, acá hay una escuela”. Me voy yendo del salón Enrique Rapán, pasa el profe de boxeo y me dice que en breve llegarán los que hacen guanteo… Pero a mí me gusta como guantea Mariano, que sacó varias pelotas hermosas.
Miro hacia atrás, en la última mesa del café, cuando veo una gigantografía de ese gigante deportivo que hoy es el presidente: “Vino a cumplir su sueño. Cumplió el sueño de todos”. La foto ya es vieja. Pero el eslogan se renueva. El día del partido faltaban 11 días para el estreno del Jorge L. Hirschi.
De vez en cuando la vida, toma conmigo café… diría Serrat, que una vez recibió de manos de Daniel Ridner un pedazo de tablón de 57 y 1. Y aunque no le pude pedir un café al querido Llanos, pienso que el fútbol como en la vida te da días donde todo parece brillar. Si lo sabrá Milito después de tanto trabajar… Ahora, como canta el Nano, arranca un sueño que hay que andarlo de puntillas… para no romper el hechizo.