La refundación de un estadio que hará escuela


Por Gabriel López

El mundo deberá aprender otra vez de los Estudiantes. Un lugar en el mundo, entre la Facultad de Odontología y el Colegio Industrial, ahora más coqueto, ecológico, multiuso, tecnológico, pero con una misma idea: hacer historia, como quiere seguir haciéndolo, tal cual gritó a los cuatro vientos Osvaldo Príncipi, maestro del micrófono, con estilo propio, evocando leyendas.
A la fiesta se sumaron varias voces. Gabriel Pregal, con sus rastas yendo y viniendo, hasta dijo que se jubila una canción, y tiene razón, el tiempo verbal, dice “Vamos a Volver a Uno…” Ya volvió.
Lengua y Literatura, cuando en el césped aún tiernito tomó con el lápiz de su zurda y escribió igual o mejor que en los ochenta el alumno José Daniel Ponce.
Ernesto Farías, otro aprendiz de goleador venido de Trenque Lauquen, tiene la pólvora seca y en el arco de 55 clavó dos, el arco que tenía más cerca y con el que soñaba todas las noches desde una cama del “Demo”, una década antes de que se construyan -en City Bell- nuevos albergues y un colegio para los jugadores.
Acá hay una Escuela, indudablemente, Sebastián Turner, director del Bachillerato. Una Escuela con GENERO y todo quedó a la vista en la Refundación. Angeles le hace un gol al gran Andújar. Escuela con HISTORIA, cuando Bocha y Bruja, dos de los que fueron vistos como indios o “animals” por los supuestos maestros ingleses, esos no aprobaron el examen final de la Intercontinental. Escuela con GEOGRAFIA, como muestran en el video con todas las filiales distribuidas en el país, siendo el club que más creció. Escuela con INCLUSION y CONTENCION, ya que los que tienen dificultades motoras podrán estar en un mismo lugar, cómodos. Hubo una anécdota del viernes, cuando la caminata Alayes llevó a Mari, llevándola en una silla de ruedas.
Pareció un show de los Globbe Trotters.
Ahora, no existe el alambrado en la Refundación del Estadio. Está todo cambiado a nuevo, pero uno puede decir… así era la vieja cancha con los arcos casi en la misma posición.
O una fiesta de egresados que se demoró en el tiempo: de Mariano Dalla Libera, que tenía fama de Loco, a Mauricio Piersimone, que se emocionaba y besaba la camiseta.
Estudiantes es un ejemplo para el país que ahora lo ve el Mundo. Pero además fue un momento espiritual, para meditar. Cuando se encendieron los celulares y vimos puntos de energía por todas partes recordé a las almas que no dejan de estar. Los cuerpos desaparecieron y quedamos solos... El presidente sacó inspiración, en medio de tanta euforia. Y trajo a la tierra a tres amigos que ya despidió: Cacho, el Tata y el Rusoa. Quizás estén juntos en esa luna llena con forma de pelota, esférica y brillante, como la pelota que Poletti le sacó al Manchester y se la mostró en la cara. Cuántos hubieran querido que esté “El Flaco” pero no podía, andaba roto, por eso no entró ni un rato. Algunos entenderán por qué Agustín Alayes iba a los saltitos como un niño y señalaba una punta de los palcos, porque por allá –cuando había platea- iba su padre, arriba de todo.
La vida, como el fútbol, es la dinámica de lo impensado (tituló en un viejo libro Dante Panzeri).P or problemas de salud no pudieron estar los dos doctores del campeón de todo, Raúl Madero y el Narigón, el que ya tiene estatua y es la más simpática de todas las que en el fútbol argentino han fabricado.
Es que tenía que ser original, como el estadio, como la historia que volvió a conocer el Mundo.