Hace 4 años una estrella encarnada en Berisso.

Por Gabriel López

Se cumplieron cuatro años de un partido de Estrella, el club con domicilio en Berisso y residencia de rey en la Liga de La Plata. Un club con su camiseta similar a la Juventus italiana, nacionalidad que está en la memoria genética de su gente, la comunidad berissense, capaz de resistir a todos los males. Estrella de Berisso va camino a su centenario en los primeros días del año que viene.
Entre mil tardes tendrá una para recordar especialmente. Una en que el cielo pareció aguantarse no romperse en llantos. Tal vez las ganas de tantos tipos que velaban para que sucediera el milagro, cambiaron hasta la condición atmosférica. Primer sábado de septiembre, año 2016, allá iba a encarnar la estrella mundial justo en el corazón fabril de una ciudad que en todo el territorio de Buenos Aires es conocida como Capital de los inmigrantes.

Juan Sebastián Verón jugó por única vez, previo a cumplir su entrenamiento semanal, y un gol suyo que se pintó como el mejor gol soñado en el barrio. El otro protagonista central fue el entonces DT de la “Cebra”, Christian Serrano, quien desde hace una década cumple funciones como analista de videos del departamento de fútbol profesional de Estudiantes. De ahí la conexión y el inicio del sueño.

-Papá, ¿me llevás a ver a Verón a Estrella?
El chico de la categoría 2004, con edad de Novena, siguió el paso apurado del viejo no tan viejo por ese callejón sin tantas salidas, que es la 8, la vieja calle Domingo Leveratto, de un pueblo que mezcló tras la Segunda Guerra Mundial a familias de distintas nacionalidades, culturas y religiones. Es la mística de quien se siente parte de Berisso.

-¿Y contra quién juega La Cebra hoy, pa?
-San Lorenzo (contesta el padre al hijo que ya jugaba en la cancha grande de la “Cebra”, esa a la que está yendo dos billetes de 50 pesos que saldrá el bono de la entrada general).

Cuatro años pasaron, sí, el tiempo que transcurre entre una Copa del Mundo y la siguiente. Pero en Estrella esto fue más importante. La Blanca y Negra ese día reemplazó a la Celeste y Blanca a rayas finas, la sagrada de la Selección la que muchos vieron a Verón en Francia ’98 (el grito de penal a Inglaterra), que posaba en los estantes de los kioscos en formato de muñequito junto a Roa, Ayala, Simeone, Ortega, Gallardo, Batistuta. ¡¡Mire mire qué locuraaa…!! algunos pibes empiezan a entibiar la garganta con una canción de Estudiantes que la transforman para Estrella… “miren miren qué emoción, esta es la famosa Bruja que vino a Estrella para ser campeón”. Esa tribuna está repleta. Se hizo en tiempo récord desde sel anunció que jugaría cuando le permitan sus compromisos, ya que recién se iniciaba en la faceta dirigencial.
Entre tanta admiración algunos quisieran correr el tiempo hacia atrás y estar cambiándose en ese vestuario. Damián Zein había dejado una trayectoria en la 1ª del club con 5 títulos; u otro puro potrero, Carlos Lancón, que brilló como enganche en todas las divisiones juveniles de Estudiantes. Enloquecidos los del Senior, una camada de cracks con pozos y mucho asfalto, que alguna vez hasta jugaron en Estudiantes: Leonardo Natale, Nicolás Regina, que llegaron hasta la reserva, el Cuca Carlos Figueroa. Otros que son hinchas de la escuela: el Búlgaro Daniel Georgieff, Christian Talone, Carlitos Giglio, Pablo Presa.

Hay otro ingrediente fuerte. Juan Ramón Verón, la famosa Bruja, nació en Villa San Carlos, el barrio berissense “del otro lado”, con el que hay disputa futbolística. El árbol familiar paterno del crack empezó en estas calles. Juan Ramón tuvo a un hermano Antonio con el que se metía a patear una pelota pesada de cuero engrasado al campo principal de la Villa hasta que “nos sacaban corriendo”, recuerda el del gol en la cuna del football, Old Trafford, 1968.
Luciano Eslaibe, que es bien de Boca, de su alma sensible saca un conejo de su infancia, un recuerdo épico para cualquier pibe futbolero: “El venía a visitar a una tía. Y recuerdo que hicimos un picado justo por donde hoy está la cancha de Estrella, antes que construyan, cuando solo había pastizales y dos arquitos”, estira la memoria Lucho, que aquella jornada solo podía estirarse de la cama al baño por estar recién operado del tendón rotuliano. Estrella-San Lorenzo de Castells en marcha. Por las redes sociales, a Luciano se le empaña la vista apena lee que la 10 la llevaba su sobrino, David Eslaibe (erró un penal, a rastrón y al medio) y el de la 11 es Verón.



El que sí defiende su espalda, en la cueva, es otro pincha desde la cuna, Carlos Maldonado, el “Beto”, hoy uno de los trabajadores de Astilleros. Tener en la foto del equipo a Juan Sebastián es como ver la Fragata Libertad, ya lista para navegar. Con once años Carlitos se iba desde Berisso a City Bell (cuatro micros) con sus ganas de ganarse un puesto en la categoría ’86 pincha.



Quien suscribe esta crónica pensaba que la mutimedia había matado la pasión, que en una década los amigos virtuales pasaron a ser más que los tiglicéridos, que son muchos más de los que uno pensaba… Pero así y todo muy poco de lo que pasa en internet es verdad. Hasta que hay encarnaciones que se encargan de decirnos “yo juego al fútbol primero porque lo hago con amor”. La historia con el tiempo agranda pero también da pistas de lo que pasó también ese día que Juan Sebastián jugó en Estrella-San Lorenzo. Después de ese partido volvió a entrenar con un profe y jugó la Libertadores en su vuelta a Estudiantes.

¿Y del DT, qué fue de su vida? De repente, nos enteramos que sigue abrazado a su pasión, a su actividad de interés científico en el modernismo del fútbol. “Sigo trabajando, en estos días volvimos al Country, afortunadamente” dice Serrano, que no figura en redes sociales, que mas bien cree en la lealtad y mucho más después de que Verón (y Agustín Alayes, aunque después no pudo jugar) le demostraron el afecto fichando en Estrella y jugando oficialmente en la centenaria Liga Amateur.

El honor es lo que nos queda cuando pasamos a ser recuerdo. Christian tendrá hasta el último de sus días guardada historias íntimas y una planilla de una jornada de Conmebol, cuando fueron a disputar los puntos de visitante ante Barcelona de Ecuador. “Estoy por salir del vestuario y el árbitro me deja la planilla de buena fe, agarré el papelito y caminé para dárselo al administrativo pero algo me dijo ‘lee que hay algo para vos’ (empieza a entrecortarse su voz en la mitad de la anécdota…) La hoja decía…



Dorsal 21, nombre: Mariano Andujar,30/07/1983, Villa Lugano (BA), altura 1,84: peso 88,6: club anterior: Nápoli (Italia). Christian siguió leyendo líneas abajo, hasta que detuvo su marcha.

Dorsal 11, nombre: Juan Sebastián Verón, 09/03/1975, La Plata (BA), altura 1,86, peso 81; club anterior: Estrella de Berisso.

Para quien haya pasado por Estrella, incluso para quienes no vieron nunca un partido pero se acercaron alguna vez a buscar un libro a la Biblioteca (otra razón de su fundación, en 1921), para los pibes Oscar Barroso y Cacho Massa hoy veteranos que jugaban en la Cuarta y arrancaron juntos para ver al León en La Bombonera la noche de la semifinal del Metro contra Platense, esa planilla, es pieza de Museo.

Cuatro años ya de aquel partido donde Juan Sebastián fue Estrella de Berisso, y tuvo en el once adversario al sobrino Joel, hijo de Fabián Verón. El paisaje de la cancha pelada por el invierno, con el monte detrás de aquel arco donde el gol recorrió en ráfagas informativas el país y el mundo gracias a la tecnología y a que ahora es más fácil filmar, fotografiar. Pero ese gol agónico, que selló el 1 a 0 a favor del “más campeón de la Liga”, con los defensores reclamando con los brazos en alto, dejó una imagen de los dos brazos arriba dibujando la ve de la victoria del famoso pibe Verón, que sonrió como Gardel, sin la furia que se necesita en las batallas de la profesión, porque este club es amateur.

Con una mueca arrabalera, pícara, medias bajas y una tirita –vendaje- en la diestra, apareció como un avatar, una encarnación en el mundo de las almas que adoran a Estrella Berisso. .